miércoles, 29 de septiembre de 2010

Carta escrita por una mujer anónima

Voy a dejar que escuchen mis crueles
pensamientos.
Como si en realidad los escucharan, lo único que me queda es sonreír frágilmente mientras creo ser escuchada, hoy no soy nada y mañana seré menos en este triste mundo gris donde las personas sonríen a pesar de lastimarse mientras lo hacen.

siento que es mejor sentarse sin emociones en un cuarto obscuro que compartir falsos sentimientos y reír por ello, me siento vacía por dentro, tengo el anhelo de ser escuchada, pero a nadie le importa lo que alguien como yo tenga que decir, solo son “bla, bla, bla” con un poco de “cállate, no sabes lo que decís”.


ya no se si desaparecer o desvanecerme con el tiempo, tengo la voluntad quebrantada y la voz gastada, la timidez esta agobiando mi alma, esto puede sonar fatal y una triste llamada de atención, pero no lo es, a nadie le importa mas que su “bien estar”, no te dejan hablar, no te dejan dar tu opinión y cuando lo intentas, quedas como un desalmado, el peor de los seres vivientes, todo por no pertenecer a ese grupo de personas socialmente aceptadas, a aquellos que se estremecen por un bebe recién nacido y se horrorizan por la violación de una joven con rostro de ángel.
Aquellos que se entristecen por la muerte de alguien, pero mientras estaba vivo era el criminal mas buscado.

la verdad que en algún momento de mi existencia quise ser parte de eso, pero no pude, para mi no es posible sentirme mal por algo que no me intereso nunca y no me puedo sentir llena de ternura por un cuerpo morado y arrugado que solo chilla, no puedo ser capas de tanta falsedad, no , no puedo.

Tal ves por eso la sociedad me rechaza, tal ves no debería estar aquí, tal ves mi destino es abandonar la hipocresía de la humanidad y vivir en mi rincón húmedo, lamentando me por ellos que no saben apreciar las cosas sencillas de la vida, como un día de lluvia o las furiosas ventiscas de una tarde de invierno.

Seguramente estaré desquiciándome pero no puedo hacer otra cosa que verlos con miedo y asco, no se como puede haber tanta falsedad en un ser vivo, “me caes mal, pero tengo la habilidad de hacerte creer que puedo consolarte”.
Ya no me queda mas nada, nada por que seguir en este lugar.
¿Acaso seré una socio pata? lo seré para muchos, pero creo que es preferible vivir sin sentimiento alguno por Ningún ser vivo a sonreír lastimosamente con el afán de caer bien y tratar de ser participe de la sociedad, cuando no vales para nadie, solo decís cosas molestas y ofensivas para el mundo y encima te lo echan en cara con solo cinco palabras “no le importas a nadie!” te da a pensar si estas haciendo bien estando ahí o solo deberías quedarte en casa leyendo alguna novela con una canción algo angustiosa de fondo.

Estar aburrido de la vida y la sociedad en la que vivimos lo pueden tomar como algo atroz, pero es lo mas común del mundo, amenos lo es para mi. Estoy cansada ya nada me motiva seguir intentando algo cuando soy rechazada por el mundo, seré una incomprendida o yo seré la que no comprende al resto? No lo se, sinceramente no lo se.

Lo único que se, es que mi único amigo, mi único compañero vive en mi mente, pero jamás le hablo, tengo miedo que el también me rechace.

Ya no se que hacer, si no hablo soy demasiado callada y si abro la boca soy una demente, lo mejor es desvanecerse de la sociedad, tal ves si me muero seré recordada como lo que nunca fui, una persona centrada y amable, pero no me gustaría tampoco que tengan un falso recuerdo de mi persona.

Si fui una idiota en vida, seré una idiota después de muerta, no quiero falsos sentimientos, por eso es mejor alejarme del mundo, si total a nadie le interesa si estoy o no estoy por ahí diciendo, pensando, respirando.

Sin más que decir, me paso a despedir por siempre, siempre.

[Esta carta fue escrita a mediados del 2004, por una joven anónima de la cuidad de Buenos Aires y enviada al periódico con el sentimiento de ser oída y leída, pero lamentablemente nadie le dio importancia, meses después de que la carta fue publicada se encuentra el cuerpo sin vida de la misma con una soga en el cuello colgada desde el techo en el interior de un departamento ubicado en Ezeiza]

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